Hoy me gustaría hablar de por qué las rupturas son tan difíciles para las personas codependientes. Pero primero, es clave las bases. Las investigaciones han señalado de forma constante que la mayoría de las personas codependientes tienden a tener un estilo de apego ansioso.
Las rupturas pueden ser especialmente difíciles para los codependientes por siete razones fundamentales.
Y viendo cómo la mayoría tienen estilos de apego ansiosos, hablaremos sobre por qué las rupturas tienden a ser tan difíciles para las personas codependientes. Una persona codependiente a menudo basa su sentido de autoestima e identidad en cuidar, sacrificarse y sentir necesidad por su pareja u otras personas.
1. Pérdida de identidad.
Para alguien que se identifica como codependiente, su sentido de identidad está profundamente entrelazado con el de su pareja. En consecuencia, cuando dicha relación termina, puede evocar sentimientos de pérdida de una parte de sí mismo.
Los codependientes se encuentran fuera del centro de sus propias vidas, sino orbitando en el mundo de otra persona. En lugar de tener sus propios planetas y lunas, se convierten simplemente en un componente menor en el universo de otra persona. Ser expulsados de ese papel puede ser profundamente desorientador para estás personas.
2. Miedo al abandono.
Básicamente, alguien con un estilo de apego ansioso alberga un miedo profundo al abandono. Cuando estás personas entablan relaciones, cualquier acontecimiento o señal que sugiera un posible abandono puede precipitar sus conductas ansiosas.
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Mi argumento es claro: La profunda lucha que enfrentan los codependientes durante las rupturas surge de que se desencadenan sus tendencias ansiosas. Su miedo más temido, el abandono, se ha hecho realidad. En consecuencia, pueden recurrir a medidas drásticas para intentar recuperar a su ex o arreglar la situación.
Si bien muchos critican los estilos de apego ansiosos por su negatividad percibida, no son inherentemente perjudiciales. En mi experiencia, las personas con este estilo de apego a menudo sobresalen en la resolución de problemas. Sin embargo, el problema es que se centran en los temas equivocados.
3. Pérdida del control.
En el centro de muchas conductas codependientes se encuentra un deseo subyacente de control. Este deseo suele tener su raíz en experiencias pasadas, traumas o inestabilidad, lo que puede llevar a la persona a desarrollar mecanismos de afrontamiento centrados en gestionar y controlar su entorno y sus relaciones para garantizar su bienestar emocional.
Al ejercer el control, los codependientes a menudo sienten que se están protegiendo de posibles daños, rechazos o caos. Su deseo de controlar situaciones, decisiones o incluso las emociones y acciones de los demás puede verse como un mecanismo de protección. Creen que si pueden orquestar las cosas “perfectamente”, pueden evitar el dolor o la angustia emocional.
4. Culpa y responsabilidad.
Para los codependientes, la culpa y la responsabilidad están entrelazadas y, a menudo, se manifiestan como un peso abrumador que soportan, en particular cuando las relaciones atraviesan dificultades o terminan. Esta internalización de la culpa puede provenir de diversas fuentes y tener un impacto significativo en el bienestar de la persona.
La propensión de los codependientes a internalizar la culpa suele tener su origen en experiencias de vida tempranas. Es posible que hayan crecido en entornos en los que se les consideraba responsables de la felicidad o el bienestar de los demás, o en los que sentían que tenían que ser «perfectos» para ser amados o aceptados.
Con el tiempo, esto puede convertirse en un patrón de sentirse siempre «culpable» cuando las cosas van mal, incluso si, lógicamente, tenían poco o ningún control sobre la situación. Los codependientes suelen asumir una cantidad excesiva de responsabilidad en las relaciones. Creen que es su deber arreglar, sanar o salvar a sus parejas.
5. Soledad y aislamiento.
Como he mencionado anteriormente, los codependientes a menudo sitúan a sus parejas en el centro mismo de su existencia. Cuando se elimina esa figura central, puede crearse un abismo emocional, parecido a un vacío. Las personas que anclan todo su universo en torno a su pareja se quedan sin rumbo cuando esa relación concluye.
Las relaciones de codependencia suelen implicar un enredo, en el que los límites entre dos personas se difuminan. La identidad, las emociones y el bienestar del codependiente se entrelazan intrínsecamente con los de su pareja. Cuando la relación termina, se siente como si una parte de ellos se hubiera desgarrado, lo que genera profundos sentimientos de vacío y aislamiento.
6. Sensibilidad al rechazo.
La sensibilidad al rechazo, definida como una vulnerabilidad aguda a la posibilidad de rechazo, es particularmente pronunciada en las personas con tendencias a la codependencia. Esta mayor sensibilidad tiene su origen en experiencias infantiles en las que el afecto o la atención se brindaron de manera inconsistente.
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Junto con una fuerte necesidad de validación externa, derivada de sentimientos de incompetencia o baja autoestima, incluso los rechazos percibidos como menores pueden provocar una angustia significativa. Estas personas pueden amplificar las implicaciones de estos rechazos, interpretándolos como reflejos de una indignidad inherente.
Para evitar posibles rechazos, pueden reprimir sus propios deseos, necesidades o límites, lo que provoca sin darse cuenta desequilibrios en sus relaciones. Incluso las rupturas mutuas o necesarias pueden ser percibidas como la forma máxima de rechazo, lo que refuerza los miedos y creencias internalizados.
7. Patrones habituales.
Las personas codependientes con frecuencia se encuentran atrapadas en patrones o hábitos recurrentes, especialmente en lo que respecta a las relaciones. Esta intensidad puede alejar inadvertidamente a la pareja, lo que genera una mayor ansiedad y esfuerzos aún más intensos por mantener la relación, que a menudo culminan en el mismo abandono que temían.
Perciben el alejamiento de su pareja y redoblan sus esfuerzos, amplificando el deseo del otro de alejarse. La relación eventualmente se rompe, ya sea por la intensidad abrumadora o por otras razones. Intentan con ahínco salvar la relación. El éxito los lleva de nuevo a la primera etapa, mientras que el fracaso los impulsa hacia adelante.
Sin la relación, surgen sentimientos de aislamiento y desolación. Mi objetivo principal es ayudarte a romper este círculo vicioso. Estos patrones habituales subrayan por qué los codependientes enfrentan tantos desafíos en sus relaciones de pareja.