La vida es todo acerca de las posibilidades. Se toma riesgos con el fin de descubrir las verdades desconocidas. Entonces, ¿por qué ponemos demasiada gravedad sobre las segundas oportunidades?
¿Qué pasa con una persona que da otra oportunidad de redimirse? El hecho es … que todos cometemos errores y de alguna manera tenemos para dar y recibir una oportunidad de recuperarse de un fracaso. Pero, de nuevo, incluso la persona más indulgente tiene su propio punto de ruptura.
Existe un límite.
Tarde o temprano, vamos a llegar a un limite en el que ya no podemos soportar la actitud de una persona hacia nosotros. Y porque preferimos evitar conflictos a toda costa, controlamos las posibilidades que damos.
Esto está muy presente en las reglas que nos rigen dia a dia. Si no fuera por las limitaciones que ponemos en práctica, el mundo sería un caos total. Pero, por desgracia, todas las restricciones generales no son enteramente aplicables a todo tipo de personas.
Aquí es donde entra en rehabilitación – las segundas oportunidades. Quienes somos nosotros para no permitirle a una persona cambiar para mejor? Aunque sólo sea por una vez, todos merecemos ser perdonados.
Nadie es perfecto.
La definición de lo perfecto se convierte en la percepción de una persona. Lo que puede ser perfecto para ti puede no ser para la otra persona. Nuestros males no nos definen. Cometer un error es natural para un ser humano.
El problema radica en que no tomamos la responsabilidad por nuestras fallas. Debemos estar dispuesto a dar segundas oportunidades, pero asegúrate de que es para tu bienestar.
Tenemos el derecho a ser mejores versiones de nosotros mismos.
Todos tenemos momentos de fallos y estos son lo que nos llevam a ser mejores. Si no permitimos que unos a otros cometan errores, nunca vamos a aprender y crecer como personas. Mientras no nos conformemos y permanecer como un fracaso, siempre hay margen de mejorar.
Nos merecemos el perdón.
Dia a dia tratamos con diferentes emociones y, a veces es demasiado difícil de controlar lo que nos conduce a nosotros hacer algo pronto que luego nos lamentamos. Todo el mundo merece perdón.
No existe punto de guardar rencor a alguien. Sólo lo que consigues es llenarte de odio y no puedes seguir adelante. Perdonar no es un proceso fácil, especialmente si la gravedad de sus acciones profundamente an herido tu corazón.
Se necesita tiempo para hacerlo, mucho tiempo para estar en la realidad. Eso sí, no debes cerrar tu mente a la posibilidad de abrir tu corazón a la bondad, una vez más. A veces, dar una segunda oportunidad puede salvar una vida.
Cuando haces algo que lamentas profundamente, el perdón es algo que no se puede conseguir fácilmente. Demuestra que eres digno de otra oportunidad. Pide una segunda oportunidad y envia flores para demostrar tu disculpa verdadera.