Antes de adentrarte en los entresijos de la recuperación tras una ruptura, primero debes encontrar la esperanza de recuperarte. Sin ella, te quedarías siempre en tu habitación compadeciéndote de ti mismo(a).

Evitarías participar en tu propio proceso de sanación. Seguirías estancado, desperdiciando tu vida. La esperanza es el catalizador y facilitador de una buena salud mental y emocional. Sin ella, todo nuestro ser se paraliza.

Si no crees que mejorarás y que hay un futuro después de tu pérdida, morirás espiritualmente. Al fin y al cabo, si no hay esperanza de que las cosas mejoren, ¿Para qué hacer nada? ¿Para qué intentar superarse? ¿Por qué no pegarse un tiro en la cabeza y acabar con esta mierda de una vez por todas?

Por eso, un fuerte sentimiento de esperanza, y con él la voluntad de seguir adelante a pesar de la angustia existencial, es tan importante.

Vamos a comprender la esperanza.

La esperanza es un mecanismo de defensa y una emoción que nos impulsa a participar en nuestro propio rescate y superar un obstáculo o revés. En otras palabras, es cuando todavía te importa algo a pesar del dolor.

Pero, en cuanto te vuelves indiferente, empiezas a rozar los contornos de la desesperanza. La desesperanza es creer que nada importa, que el futuro no tiene sentido y que, hagas lo que hagas, no mejorarás.

Dicho de otro modo, la desesperanza es nihilismo, y no del bueno. Es el rechazo del sentido. La creencia de que todo carece de sentido. La certeza de que todo está jodido.

Aquí es donde muchos supervivientes de una ruptura se estancan. Piensan que para sanar, necesitan superar cosas como la ansiedad, la depresión, la tristeza, su adicción a su ex o su obsesión con la reconciliación.

No me malinterpretes, concentrarse en superar estas cosas ayuda. Pero no debería ser la prioridad. La prioridad debería ser cultivar la esperanza y luego hacer todo lo demás para combatir tus problemas emocionales. Porque la desesperanza es la raíz de todos ellos.

Esto no es una exageración.

La ansiedad crónica es una crisis de esperanza. Es el miedo a un futuro fracasado. La depresión es una crisis de esperanza. Es la creencia en un futuro sin sentido. Delirio, adicción, obsesión: Todos estos son intentos desesperados y compulsivos de la mente por generar esperanza, un tic neurótico o un deseo obsesivo a la vez.

Cómo encontrar la esperanza.

La forma de encontrar esperanza es elegir algo por lo que vivir, luchar, sufrir y morir, algo más importante que una relación terminada. Para la mayoría, esto se traduce en un propósito de vida.

Pero no me refiero a esa versión espiritual y absurda con todas las expectativas desmesuradas que la rodean. Me refiero al propósito simple y práctico de «¿Qué debería estar haciendo en mi vida que me guste, en lo que sea medianamente bueno, con lo que pueda ganarme la vida y que me parezca importante?».

Descubrir esto — sobre todo ahora que lo hemos despojado de toda esa palabrería esotérica y trascendental — es mucho más sencillo de lo que crees. Normalmente, tu propósito estará justo delante de ti, y también podría ser más de una cosa.

Cuando comencé mi negocio online, he estado probando de todo, seguía sin darme cuenta. Seguía buscando aquello que realmente debía hacer, aunque era evidente que debía centrarme aún más en lo que me resultaba.

Por un lado, lo que me frenaba era mi falta de autoconocimiento; al fin y al cabo, encontrar un propósito se reduce a observar los aspectos cotidianos y obvios de la vida. Pero por otro lado, era mi miedo al fracaso. Así es como funciona el propósito.

Lo más probable es que ya sepas cuál es tu propósito, pero simplemente tienes demasiado miedo o inseguridad para perseguirlo. No pasa nada.

No te castigues por ello. Simplemente trabaja en superar esos miedos e inseguridades, y con el tiempo reunirás el valor necesario para perseguir tu propósito. Es así de sencillo. A veces ni siquiera necesitas hacer nada más que empezar a trabajar en ello.

Persigue la esperanza aunque sea un fantasma.

Si bien la esperanza es fundamental para llevar una vida plena y feliz, la incómoda realidad es que no es más que una ilusión. Al universo le da igual si encuentras consuelo o te suicidas. Le da igual tu felicidad y tu salud mental. Le es completamente indiferente.

Eres tú quien se preocupa.

Así que te engañas a ti mismo(a) pensando que hay una gran importancia detrás de lograr tus objetivos posteriores a la ruptura o que hay un gran significado detrás de soportar y superar valientemente tu sufrimiento por cualquier causa. Pero todo esto son tonterías, tonterías que te has inventado para sobrellevarlo mejor.

La verdad es que no hay importancia ni significado inherente en lo que seas o en lo que te conviertas. Tu autoestima e importancia son completamente inventadas. Tus acciones no significan nada en el gran esquema de las cosas. Literalmente no eres nada. Todos somos absolutamente nada.

Cualquier refutación a esto no es más que tu esperanza hablando. Pero no pasa nada. Porque necesitas una pizca de autoengaño para mantener a raya la desesperanza y, con ella, el nihilismo. Así que sé valiente y acepta toda la farsa.

Si en este momento te sientes sin esperanza o simplemente te falta, esfuérzate por encontrarla. Pero no busques cualquier esperanza. Busca una que sea sostenible, realista, sólida y poderosa. Una que te libere del estancamiento que produce una ruptura y te impulse hacia adelante en lugar de mantenerte paralizado(a).