Hoy vamos a hablar de las principales señales de que tienes un ex tóxico (o estuviste en una relación tóxica). Seguramente oíste hablar de los 7 pecados capitales, ¿Verdad?
Bueno, en este momento hablaremos sobre lo que nosotros consideramos los 8 pecados de las relaciones tóxicas, empecemos…
1. No puedes salir de un ciclo de abuso narcisista.
Un narcisista es alguien que no considera a los seres humanos como seres humanos, sino como un recurso que les puede proporcionar beneficios íntimos potenciales, por lo que lo ve como una forma de llenar su copa, por así decirlo, románticamente, e íntimamente.
Todo comienza con la etapa de idealización, que es donde el narcisista se destaca. Ha aprendido exactamente qué hacer y qué decir para atraer a las personas, ya sea haciendo hincapié en su buena apariencia o diciendo las cosas correctas en el momento correcto.
Por lo general, no quieren decir esas cosas; solo intentan manipularte para que te comprometas con ellos o les des lo que quieren. Por supuesto, cuando obtienen lo que quieren, es cuando comienzan a descender en el ciclo del abuso.
El narcisista descartará a la persona. Ha encontrado otra fuente de suministro o ha obtenido el suministro que necesitaba de ti y pasa a otra persona. Pero eso no significa que te haya desechado para siempre.
2. Te compara con su nueva pareja.
Lo he dicho varias veces a lo largo de la existencia de la recuperación de ex novios: A nadie le gusta sentir que perdió la ruptura. Esto es importante porque, si alguien ha roto contigo, es natural que no quieras sentir que has perdido. Lo que he observado es que las ex parejas intentan restregarte por la cara la ruptura.
Por ejemplo, si siempre quisiste viajar juntos, es posible que de repente tu ex se embarque en escapadas con su nueva pareja y publique sobre ello con frecuencia en las redes sociales. Se hace evidente que tu ex está mostrando a esta nueva persona, comparándote con él o ella y asegurándose de que lo sepas.
3. Manipulación emocional.
La manipulación emocional implica el uso de diversas tácticas para influir en las emociones y acciones de otra persona. El manipulador busca controlar el comportamiento de la otra persona para lograr sus propios deseos o necesidades, a menudo a expensas del bienestar del otro.
Estas son algunas de las tácticas clave que puede utilizar un ex tóxico:
– Culpabilizar: El manipulador hace que la otra persona se sienta culpable por sus acciones, decisiones o sentimientos. Esto puede lograrse presentándose como la víctima o exagerando su dolor emocional. Por ejemplo, puede decir cosas como: “Después de todo lo que hice por ti, ¿así es como me lo pagas?”.
– Echar la culpa a otra persona: En lugar de asumir la responsabilidad de sus acciones o errores, el manipulador le echa la culpa a la otra persona. Puede decir cosas como: “Tú me obligaste a hacer esto” o “Es tu culpa que nuestra relación terminara”.
– Chantaje emocional: Implica amenazas o ultimátums que juegan con las emociones de la otra persona. Por ejemplo, pueden amenazar con hacerse daño si la otra persona se va o no cumple sus deseos.
– Hacerse la víctima: El manipulador se presenta como una víctima inocente, sin importar las circunstancias reales. Esta táctica busca ganar simpatía y desviar la atención de sus propias conductas dañinas.
– Retención de afecto o aprobación: El manipulador puede retener amor, afecto o aprobación como una forma de castigo, haciendo que la otra persona se sienta no amada o indigna a menos que cumpla con los deseos del manipulador.
4. Celos y posesividad.
No me refiero a los celos o la posesividad que puedan surgir durante una relación. Esto, hasta cierto punto, se puede entender. Cuando dos personas se comprometen entre sí, se establecen ciertas expectativas y, a veces, las inseguridades pueden generar sentimientos de celos.
A lo que me refiero aquí son los celos y la posesividad que se manifiestan específicamente después de que la relación ha terminado. Es posible que intente dictar a quién puedes ver y a quién no, intentando controlar tus acciones aunque la relación haya terminado hace tiempo.
5. Negarse a devolver pertenencias.
Cuando una relación termina, es común que las ex parejas tengan posesiones que pertenecen a la otra parte. Sin embargo, en algunos casos, la ex pareja puede negarse deliberadamente a devolver estos objetos. Esta conducta suele ir más allá del mero olvido o descuido.
En cambio, puede ser una táctica manipuladora para mantener una conexión o una forma de control sobre la otra persona. Al retener sus pertenencias, la ex pareja crea una razón para interacciones futuras, dándole una excusa para volver a entrar en la vida de la otra persona cuando lo desee.
6. Conducta de acecho o acoso.
El acoso es un patrón de comportamiento obsesivo y de atención no deseada dirigido a una persona específica, lo que provoca temor o preocupación por la seguridad personal. Cuando lo manifiesta una ex pareja, es una grave invasión de la privacidad y una señal de falta de respeto a los límites.
Manifestaciones del acecho:
– Vigilancia física: El acosador puede aparecer con frecuencia en lugares que frecuenta la víctima, como su lugar de trabajo, gimnasio o cafetería favorita. Puede encontrarse “casualmente” con la víctima o incluso seguirla de forma encubierta.
– Acoso cibernético: Con el auge de la tecnología digital, el acoso ha adquirido una nueva dimensión. Un ex puede monitorear obsesivamente los perfiles de las redes sociales, enviar mensajes no deseados o incluso crear perfiles falsos para espiar o acosar.
– Recopilación de información: El acosador puede intentar recopilar información sobre la rutina diaria, los amigos o las actividades de la víctima, a menudo a través de conocidos en común o revisando sus pertenencias personales.
– Comunicación intrusiva: Esto incluye el envío de correos electrónicos, mensajes de texto o cartas no solicitados, a menudo con contenido que va desde suplicante hasta amenazante.
– Uso de terceros: El acosador puede involucrar a amigos en común, familiares o incluso desconocidos para transmitir mensajes o recopilar información sobre la víctima.
7. Jugar a ser la víctima.
Este comportamiento me fascina, dada la frecuencia con la que la he observado. Creo que esto se debe principalmente a su deseo de atención, validación y simpatía. El hecho de hacerse la víctima también sirve para distraerse y no aceptar la responsabilidad personal.
Al dirigir su ira hacia otra persona, esa persona se convierte convenientemente en la raíz de todos los problemas. Con el tiempo, estos ex se condicionan a sí mismos para evitar la rendición de cuentas, echan la culpa a los demás y se colocan en el papel de héroes.
8. Manipulación financiera.
Un ex cónyuge puede utilizar los activos financieros, las deudas o las obligaciones compartidas como palanca para mantener su influencia sobre la otra persona. Por ejemplo, puede retener fondos, retrasar pagos o realizar transacciones no autorizadas para crear inestabilidad financiera.
Estas tácticas pueden obligar a la víctima a interactuar o tomar decisiones no deseadas, ya que puede sentirse económicamente dependiente o atada al manipulador. Esta forma de control puede ser particularmente angustiante, ya que no solo afecta el bienestar emocional sino también la capacidad de la persona para mantener una vida estable.
Es fundamental tomar en serio cualquier forma de amenaza, ya que no solo pone en peligro el bienestar emocional sino que también puede representar un peligro físico real.